viernes, 24 de agosto de 2007

LA LEY Y LA JUSTICIA



POR SUSANA FRISANCHO

En un artículo publicado el miércoles 15 de agosto de 2007 en La República y en el contexto de criticar que Baruch Ivcher no quiera pagar sus S/. 54 millones de impuestos, Cesar Romero dice lo siguiente: "Es decir, sus abogados han recurrido al ya clásico sistema mafioso de las demandas en serie que presentaron casinos, tragamonedas, buses camión y otros empresarios sinverguenzas que pretenden utilizar la justicia para burlar la ley".
Me parece que es exactamente al revés. No es que los empresarios sinverguenzas quieran utilizar la justicia para burlar la ley, sino que quieren utilizar la ley para burlar a la justicia. Desde un punto de vista psicológico, se entiende que los seres humanos crecemos gradualmente en nuestra comprensión de lo que es o no es justo. Este crecimiento tiene una secuencia evolutiva y unos niveles –básicamente tres– que se construyen paulatinamente a lo largo de la vida. Así, la perspectiva legal de ver el mundo (entender que la ley es una finalidad en sí misma y que debe preservarse y respetarse siempre, a como de lugar) es evolutivamente menos desarrollada que una perspectiva de principios, que si bien respeta la ley cuando ésta debe respetarse, entiende también que el sistema legal puede ser imperfecto, y que éste está (o debería estar) basado en una ética que incluya los principios de justicia, aquellos que precisamente les dan fundamento a las leyes.

La perspectiva legalista, a la que llamamos convencional (y la que lamentablemente es la que prima en la mayoría de personas), es insuficiente para resolver conflictos éticos que involucren temas de honradez, responsabilidad o derechos humanos, los que rebasan una perspectiva legal porque son fundamentalmente de principios (o, en jerga psicológica, postconvencionales). Aun hay mucho camino educativo por recorrer para que las personas entiendan que el mayor problema no es usar la justicia para burlar la ley, sino que se le saque la vuelta a la ley para dejar de hacer lo que es justo.

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