A propósito de Augusto Pinochet,cuestionamos nuestros valores como sociedad,y nos ponemos a pensar si es Chile una sociedad decente, y se lamenta de que el principal humillador de su historia patria se vaya para la casa, aunque viejo y enfermo, pero para locos en vez de pagar tras las rejas por todos los abusos realizados en contra de sus conciudadanos.
¿Cómo se debieron haber hecho las cosas para que las personas no se sintieran amenazadas ni disminuidas en su dignidad, ni humilladas a la hora de ejercer sus derechos mínimos como ciudadanos? ¿Cómo mostrar al mundo que Chile es una sociedad decente si la violencia generalizada provocada por el poder político hizo del temor el pan de cada día y en cada rincón del país la sociedad enfrentó grandes tensiones ante la inseguridad personal y colectiva, ante la amenaza revolucionaria de quiebres forzados de nuestras estructuras? Esto es indesmentible,está en la historia, no es una interpretación.
Someter a toda una sociedad a una voluntad política es humillante.
Pinochet, el tirano, es el causante de tales cuestionamientos, quién ejerció el poder sí, pero que ahora sólo se impone en un centro para enfermos mentales.
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